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Los primeros comentarios que surgieron en las redes tras la presentación del cartel, el pasado 27 de enero, señalaban la impronta sexual que se desprendía de la imagen. A través de una publicación en Instagram, el artista explicó que cuando le encargaron el cartel estuvo tentado de representar un Jesucristo yacente, idea que descartó pronto al darse cuenta de que su trabajo “siempre se había posicionado del lado más sereno e iluminado de la vida y de las cosas”.

El mismo día de la presentación de la obra, una petición en la plataforma change.org pedía la retirada inmediata del cartel, “ya que no representa en absoluto la Fe, los Valores Cristianos, la tradición, y el fervor religioso de esta Ciudad”. En las redes sociales, las palabras “blasfemo”, “obsceno”, “sexualizado” o “afeminado” predominan en comentarios que critican la imagen de un Jesucristo clásico “a la manera de los cristos barrocos y renacentistas de España e Italia”, según ha explicado el autor.  

La vanguardista imagen de Jesucristo crucificado, representado como joven y bello, ha suscitado toda suerte de reacción, pero sobre todo comentarios homófobos. Salustiano ha querido aclarar que decidió representarlo joven como metáfora de la pureza: “así se ha mostrado a la Virgen María en la historia del arte” y en cuanto a la belleza, el artista se ha remitido a Platón, “belleza y bondad son la misma cosa”.

El artista ha reaccionado a la polémica en torno al cartel afirmando no entender la controversia: “yo pinté el cuadro desde el respeto y me ha sorprendido el revuelo”. El propio hijo del pintor le ha servido de modelo. Además, Salustiano ha plasmado en su obra el recuerdo que tenía al haber encontrado muerto a su hermano a los doce años: “Mi hermano estaba increíblemente sereno, serenísimo. En su faz no quedaba rastro alguno de los dos años de sufrimiento que había padecido. La plenitud en su rostro era tal que parecía iluminado por dentro. Era como si portara una luz propia, pero la suya no era una luz cualquiera” relató el artista.   

Los críticos también han argumentado que la imagen no se correspondía con ninguna de las figuras de la Semana Santa. Sin embargo, el artista ha tenido el cuidado de evocar dos hermandades en su pintura: las potencias que emanan de la cabeza son las que porta el titular de la Hermandad del Amor y el sudario es el que cubre al Cristo del Cachorro. “Me habría encantado incluir en el cartel un homenaje a todas las Hermandades de la ciudad, pero solo he podido evocar a dos de ellas”, ha explicado el pintor.

La comunidad LGTBIQ+ española ha reivindicado la imagen que ha generado diversos debates en el colectivo, desde la hipocresía de una parte de la sociedad que en casos de violencia LGTBIfóbica defienden que no se puede saber la orientación sexual de una persona “solo mirando” hasta las similitudes con la iconografía de San Sebastián que en muchos casos ha ido asociada a la comunidad gay.

Salustiano García (1965) es un reconocido pintor nacido en Villaverde del Río, Sevilla y ha expuesto su trabajo en varios países de diferentes continentes. Su obra ha sido descrita como “Hermosa, inquietante y profunda” y se caracteriza por la representación realista de figuras humanas con fondos monocromáticos, algunos de ellos, como el cartel de la Semana Santa, en el tono conocido como “rojo Salustiano”. Se le considera un “maestro del ámbito figurativo”, según su perfil en la Galería de Arte STOA.